lunes, 5 de abril de 2010

Las Haciendas - Época colonial

A la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI, las haciendas adquirieron un rol importante, ya que fue una fuente de renta para sus dueños porque lograron una economía natural al interior de ellas y una economía monetaria fuera de ellas. La mano de obra indígena [la esclavitud] fue el motor de todas las actividades productivas de la colonia. La agricultura colonial introdujo nuevas especies tanto vegetales, entre ellos: el trigo, cebada, vid, olivo, caña de azúcar, etc. Pero la papa, el maíz y la coca siguieron siendo especies nativas muy cultivadas.


Las haciendas eran feudales simplemente por el hecho de pertenecer a la época colonial, fueron formándose por la Merced, su composición, la compra y venta, la sucesión hereditaria y la habilitación de las tierras abandonadas. Se establecía una gran diferencia entre las haciendas pequeñas y las haciendas normales, ya que las pequeñas requerían más atención y cuidados que las normales.

En los patrimonios los indios arrendaban sus tierras a favor del cultivo de los españoles y se puede observar en los siguientes valles costeños como: Lurín, Rímac, Chillón, Pativilca, Moche, así mismo en otros de la sierra norte de Chota, Cajabamba, Huamachuco.

Se realizaban arriendos de tierras que beneficiaban sobre todo al factor social, económico y demográfico de la región. En primer lugar, el arriendo de tierras se condicionaba por los problemas de explotación, debido a que los hacendados trabajaban de manera exagerada estos terrenos, dando origen a que estas disminuyan su productividad. En segundo lugar, la asociación de los terrenos entre hacendados que proporcionaba el trabajo en conjunto de las tierras, originaban que se de un mejor uso de estas a medida que transcurría el tiempo. Finalmente, así se convirtió a la población rural indígena en una mejor productora urbana de artesanías.

Las tierras, que se tenían en común entre los hacendados y el pueblo, hicieron que la administración funcione de manera pareja, pudiendo tener relaciones entre los colegios y haciendas conservando e incrementando el patrimonio de estas. En el siglo XVI y XVIII las haciendas se convirtieron en más que unas simples y peculiares empresas económicas, ya que en estas se requerían el cumplimiento de distintas funciones como religiosas, fiscales y demográficas. El objetivo esencial de estas se podía lograr a través de la mano de obra, que realizaban los caciques en su producción y trabajo de tierras. Además, para los trabajadores que estaban vinculados con la iglesia, el trabajo significaba un camino purgatorio por el cual podrían limpiar sus culpas. Sin embargo, este no lograba purificarlos completamente.

Por otro lado, se puede apreciar que las haciendas peruanas de la época colonial no fueron organizadas reflexivamente, ya que estas siguieron el modelo de las haciendas peninsulares y en cuanto a las plantaciones se basaron en el ejemplo de los hispanos portugueses del Atlántico. A pesar de que estos tomaron como ejemplo modelos internacionales, también incrementaron algunas ideas de la tierra inca para su buena producción y desarrollo. Por ejemplo, las migraciones constantes de los mitimanes, los servicios personales y colectivos de la mita. Estas ayudaban hacer respetar los turnos de trabajo que se establecían. Otro que ayudo a mejorar la producción fueron las fijaciones de las yanaconas, para el requerimiento de los hacendados. Por ultimo, la reubicación de los pueblos, pues algunos se posicionaron en tierras que no les pertenecían o estaban abandonadas. Por ello, se reubicaron a estas en nuevas tierras.

Una vez ya formada la hacienda, se establecieron distintos reglamentos que favorecían a los hacendados coloniales, ya que estos se aprovechaban de la falta de cultura y conocimientos de los indios en cuando a la política y lo usaban contra ellos, pues no respectaban sus derechos haciendo que los peones que trabajaban en las haciendas sean cambiados a soldados para un beneficio político. Sin embargo, los hacendados y los encomenderos fueron asumiendo cargos cada vez más importantes en las sociedades campesinas, pues estos tenían más conocimientos acerca de lo referente a la producción.













Bibliografía:
  • MARIÁTEGUI, Jorge Carlos. 7 Ensayos de interpretación de la realidad Peruana. Lima, Catarsis Literaria, 372 pp.
  • MACERA, Pablo. Trabajo de historia. Tomo II. Lima, Instituto nacional de Cultura, 1977, 352 pp.
  • BASADRE, Jorge. La Multitud, la ciudad y el campo en la historia del Perú. Tercera edición. Lima, Mosca Azul Editores, 1980, 257 pp.
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3 comentarios:

  1. Buen hito. Pertinente, interesente, da para mucho, desarróllenlo como es debido.

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  2. Bien trabajado. El problema es que no hay citas ni referencias.
    En el slideshow, salvo por dos o tres imágenes, no entiendo mucho qué tienen que ver con las haciendas.

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